AT&T, que tiene sede en Dallas, libra una batalla cada vez más pública con funcionarios del sector antimonopólico del Departamento de Justicia que se preguntan si la compañía fusionada no tendría demasiado poder.
Luego de meses de conversaciones discretas con funcionarios, el máximo responsable, Randall Stephenson, aseguró la semana pasada a inversores que no venderá la unidad CNN que ha atraído la ira del presidente estadounidense Donald Trump.
Este miércoles temprano, el presidente dijo en un tuit que mientras estaba en Filipinas se había visto “obligado a mirar” CNN. Trump dijo haberse “dado cuenta nuevamente cuán mala y FALSA es” y terminó su tuit con un “¡Perdedora!”
Los grupos de lobby a favor de la gigante de telecomunicaciones apuntan cada vez más al Congreso en tanto se hace evidente que la fusión encuentra resistencia, según personas familiarizadas con los mensajes de la compañía. Entre los puntos tratados figura que la transacción uniría compañías que hacen cosas diferentes, lo que por lo general no exige tanto análisis como las transacciones entre competidoras directas, dijeron las personas.
“Estamos en una etapa por completo diferente” en relación con unas semanas atrás, dijo Blair Levin, exjefe de gabinete de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por la sigla en inglés). “Ambas partes tienen que trabajar al mismo tiempo para llegar a un acuerdo mientras también sientan las bases para ganar en la corte”.
AT&T envió representantes a una audiencia en el Congreso con el fiscal general Jeff Sessions el martes, durante la cual surgió el tema de la fusión, y algunas de esas personas hablaron a los legisladores durante la pausa.
Durante la audiencia en la Cámara de Representantes, se le preguntó a Sessions si la Casa Blanca o alguien en nombre del gobierno de Trump lo había contactado en relación con la fusión propuesta y había pedido la venta de Turner, la unidad de Time Warner propietaria de CNN, como condición para la aprobación.
“No puedo aceptar la exactitud de esa versión”, contestó Sessions. “Nuestro trabajo es profesional”.
Se le preguntó más tarde si algún empleado de la Casa Blanca había contactado al Departamento de Justicia para interferir con o discutir la transacción de AT&T, y Sessions dijo que no podía hacer declaraciones sobre “conversaciones o comunicaciones que altos funcionarios del Departamento de Justicia mantienen con altos funcionarios de la Casa Blanca”.
El representante John Conyers, de Michigan, el principal demócrata de la Comisión Judicial de la cámara baja, y el representante David Cicilline, de Rhode Island, instaron a convocar audiencias sobre lo que calificaron de “inquietante patrón de posible interferencia política” del gobierno de Trump.
El enfrentamiento podría llevar a AT&T a evocar recuerdos nada gratos de otra complicada ronda en Washington hace seis años, cuando entes reguladores obligaron a la compañía proveedora de telecomunicaciones a abandonar los planes de comprar la empresa inalámbrica más pequeña T-Mobile US por 39 mil millones de dólares.
Entonces, como ahora, la compañía tenía un poderoso grupo de lobby. Hoy, muchos de sus 100 miembros se esfuerzan por impulsar una transacción que daría a AT&T el control no sólo de CNN, sino también de un estudio cinematográfico –HBO– y de canales de Turner TV como TBS. Esas unidades proporcionarían contenido para operaciones de distribución de AT&T como DirecTV y su red de video por internet, y la compañía apunta a usar sus datos sobre hábitos de los espectadores a los efectos de ofrecer publicidad muy específica.