El valor de la producción de las firmas de construcción en México registró entre enero y septiembre una disminución de 3.8 por ciento, que representa la reducción más importante en ocho años, de acuerdo con los Indicadores de Empresas Constructoras del Inegi.
Cabe señalar que el descenso del valor de obras contratadas por el sector público reportó una contracción anual de 11.7 por ciento, la mayor desde 2007, cuando el Inegi comenzó a tener registro.
Especialistas explican que esto se debe a una reducción en el número de proyectos de obra pública por los ajustes presupuestales y a que el último año la inversión privada también disminuyó. Además de que aún falta que las Asociaciones Público-Privadas (APPs) cobren mayor relevancia.
“Es una situación importante lo de las contracciones en la construcción”, lamentó Gustavo Arballo, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), en entrevista.
Esto es resultado, explicó, de que desde 2016 la inversión pública ha disminuido, pero se había compensado con inversión privada, que a partir de este año también observó una baja en recursos.
Esto sucede a pesar de que el Plan Nacional de Infraestructura 2014-2018 tiene un avance de alrededor del 80 por ciento, según estimaciones de Gerardo Ruiz Esparza, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Por otro lado, las APPs, las cuales tienen como fin mejorar y ampliar la infraestructura existente en los sectores de educación, salud, carretero y de transportes, apenas han comenzado a detonarse a paso lento.
“Existen sectores como el carretero que por definición dependemos de lo que dicte la SCT. Ahí yo sí creo que no han sido exitosos los mecanismos de propuestas no solicitadas. Lo que necesitamos es más coordinación entre autoridades de gobierno, es lo que más trabajo nos cuesta en términos de desarrollo”, dijo Santiago Ortiz, director general de GBM Infraestructura.
Luis de la Fuente, director corporativo de financiamiento a la infraestructura y proveeduría de gobierno de Interacciones, aseguró que un vehículo para poder financiar infraestructura hidráulica podrían ser las APPs.
“Existen 66 APPs subnacionales (estatales y municipales), muchas del antiguo régimen, pasa esto cuando casi todos los estados tienen un marco de APPs. A nuestro parecer no hay todavía el recurso humano en los estados que tenga el conocimiento adecuado ni la capacidad de llevar a cabo una APP. Es el camino para desarrollar cualquier tema de infraestructura”, indicó De la Fuente.
Othón Pérez, socio del negocio de desarrollo de FOA Consulting, coincidió en el hecho de que el gobierno mexicano debe fortalecer su capacidad de generar proyectos.
“En los 70, en los 80, en la SCT había ingenieros, pero poco a poco se ha perdido o tercerizando, y cada vez más recortes de personal han generado una falta de atracción de talento y entonces la autoridad se ha quedado sin capacidad de generación de proyectos”, recordó Pérez.
“Luego muchos proyectos se hacen al vapor de las campañas presidenciales sin que haya proyecto ejecutivo y luego por eso terminan los proyectos terminándose después de lo planeado, no dan el aforo o requieren más inversión de la planeada”, anotó Othón Pérez.
En ese sentido, cabe destacar el caso del Tren Suburbano que no fue rentable por tener un aforo diario menor al esperado, lo que le causó menores ingresos a los planeados.
Otros casos son el Viaducto La Raza-Indios Verdes que aún no tiene autorización ambiental para comenzar la obra y la vía Atizapán-Atlacomulco que va retrasada más de un año.
También destaca el ejemplo del Tren México-Toluca que se ha encarecido casi el doble o el túnel emisor oriente que solucionaría el problema de las inundaciones en la Ciudad de México, el cual lleva 10 años construyéndose.