Quizá no lo sabías, pero la arena de mar y los restos de sal presentes en la brisa de la costa son dañinos para la carrocería de tu coche, así que antes, durante y después de ir a disfrutar del sol y las olas, porque definitivamente en el mar la vida siempre es más sabrosa, toma nota de las siguientes recomendaciones.
Antes de salir, cubre los asientos y piso, tanto del habitáculo como de la cajuela, esto para evitar que la arena se acumule en estas zonas, pues así más facil retirarla.
Basta con que lleves algunas sábanas o cobijas ligeras; la idea es que antes de partir sólo sacudas las coberturas y tomes la carretera de regreso, pero ojo, no es recomendable poner cobijas debajo de los pies del conductor, pues podría entorpecer el funcionamiento de los pedales.
Lleva una caja de plástico para guardar los juguetes y las toallas húmedas en el interior de la cajuela, así reducirás el desorden al mínimo y evitarás que el agua humedezca la alfombra de la cajuela.
Una vez que llegues a tu destino lo importante es buscar un buen lugar para dejar el coche. Si tu hotel tiene estacionamiento no tendrás problemas, pero, en caso de que te toque dejarlo en la calle, intenta buscar siempre espacios donde el sol no dé de lleno.
Así evitarás encontrar un interior con temperaturas abrasadoras cuando regreses y que sufran de más tanto la pintura como algunos componentes electrónicos debido al calor. Si no encuentras un lugar adecuado, utiliza un parasol en el parabrisas y en la luna trasera, con ello evitarás, en mayor medida, que los rayos del sol entren al habitáculo y se convierta en un horno.
La arena y el polvo que se generan cerca de las zonas de playa harán que tu limpiaparabrisas se ensucie con bastante facilidad. Por ello, y también por la cantidad de mosquitos que morirán en el parabrisas, revisa constantemente el nivel del líquido limpiaparabrisas, para que siempre tengas una buena visibilidad, y por nada del mundo los pongas en funcionamiento en seco, pues el vidrio podría rayarse y quedar de por vida.
Otro consejo es dejar una botella con agua a la mano para enjuagarte antes de subirte al coche. No importa si hay regaderas en la entrada de la playa, de cualquier manera es inevitable llenarte de arena…¡estás en el mar! Y estará presente en todos lados: en los niños corriendo junto a ti, el viento, la casa de campaña, etcétera.
Así que con esa botella podrás quitarte lo que quede en tus pies y las suelas de tus sandalias antes de arrancar.
DE REGRESO
Después de asimilar la depresión tras abandonar la playa, toca consentir a nuestro auto. Una vez en casa límpialo intensivamente, tanto en el exterior como en el interior, para eliminar los restos de arena acumulados y el salitre, ese enemigo silencioso que oxida y deteriora piezas de la suspensión que generalmente están expuestas.
Lo ideal es llevarlo a que lo limpien por debajo, es decir, un servicio de lavado a presión para eliminar la arena que quedó pegada en la grasa que lubrica articulaciones, rótulas y partes de la dirección, y que a la larga desgastarán prematuramente dichas piezas.