Refiere que el padecimiento es diferente cuando algunos individuos sienten peligro de perder a una mujer porque su físico destaca en todos lados y como cualquier otra fobia, su origen se asocia a una experiencia traumática, ante una probable situación de rechazo previa.
Destaca que la timidez, el machismo en algunas culturas y la baja autoestima, propician esta fobia que causa también otras conductas misóginas.
En tanto que su tratamiento se concentra en enfrentar el estímulo que provoca miedo a través de ayuda psicológica y en algunos casos, con medicación contra la ansiedad.