Columnistas Ing. Fernando Padilla Farfán
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, puede tener algunos inconvenientes para consolidar su proyecto cumbre: la 4ª Transformación, si no cuenta con el apoyo decidido de todos y cada uno de sus colaboradores, así como de gobernadores y presidentes municipales de su partido, principalmente.
El respaldo social que acompaña a López Obrador, ha sido utilizado por algunos mandatarios estatales y municipales, como el vehículo en el cual deban treparse con el falso propósito que desde Palacio Nacional decidan el rumbo a seguir de las entidades que representan. Es decir, se están colgando de las valencianas del que manda en el país, en lugar de asumir su responsabilidad.
No es justificante que haya quienes no tengan oficio político. No contar con experiencia política no es ni pecado ni delito. El error que cometen es no rodearse de los mejores asesores, que los hay en cualquier rincón de México. Es prioritario que los jerarcas locales contraten manos profesionales, que garanticen el éxito de los programas de gobierno. El Presidente requiere de gobiernos locales fortalecidos y productivos, con la autonomía suficiente para la toma de decisiones, buscando siempre el beneficio de las mayorías.
Lo correcto no es imitar al morenista que porta la banda presidencial. Cada quien tiene que hacer su tarea de acuerdo a sus funciones y circunstancias.
Cada estado del país tiene características particulares. Sus problemáticas son diferentes a las de los otros. Cada gobernante debe manejarse con una agenda propia y buscar soluciones de acuerdo a la realidad de cada lugar. Lo que no puedan resolver, por que no tenga solución a nivel local, entonces es válido entrar a Palacio Nacional con la mano extendida. Además, en lugar de quejas, deben llevar bajo el brazo proyectos viables y soluciones reales.
Por ejemplo, no se sabe que en alguna entidad federativa existan planes adecuados para enfrentar la delincuencia. La Guardia Nacional no podrá dar los resultados esperados, si no se construyen las fortalezas de coordinación entre las policías locales y el naciente cuerpo de seguridad pública. Tampoco se conoce si los cuerpos policiacos están siendo depurados y capacitados, a fin de adecuarse a los protocolos y normas de la Guardia Nacional.
El trabajo para conseguir las inversiones que detonen el desarrollo económico esperado, es arduo. Una agenda estatal de trabajo que incluya a la iniciativa privada, da confianza a los capitales locales e internacionales.
Los legisladores federales emanados de MORENA tienen que refrescar su discurso político. Entender que la campaña quedó atrás. La tentación de utilizar la tribuna para el activismo, desdibuja la línea que divide a las campañas electorales de la responsabilidad que corresponde a un legislador en funciones; y, tarde o temprano, tendrá un costo político e histórico.
Destaca la actitud de una corriente de diputados federales morenistas, que han reconocido que abona a la estabilidad política nacional, evitar asumir el papel de comparsa del poder ejecutivo. La creación de los contrapesos al interior de las bancadas de MORENA, apoya al Presidente y fortalece a la democracia. El propio López Obrador lo aplaude.
En las legislaturas locales se observan divisiones e intereses encontrados entre los legisladores del partido del Presidente. Hay liderazgos difusos. Los puentes de comunicación y entendimiento con las fracciones minoritarias no han quedado debidamente construidos.
Algo tendrán que hacer para no caer del ánimo del Presidente y, por supuesto, de la gente.