A Jaime González Aguadé le tocó presenciar prácticamente todo el proceso del nacimiento y los primeros días del fintech en México.
Y es que, en diciembre de 2012, fecha en la que tomó posesión como presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), la efervescencia por el desarrollo de la tecnología financiera apenas comenzaba.
Lo recuerda muy bien. “A nosotros nos tocó, prácticamente, el inicio de toda esta corriente; nos tocó entender lo que estaba pasando y comenzar a platicar con las personas que ya empezaban a involucrarse en esta innovación”, explica, en entrevista.
fuerte responsabilidad que recaía en la CNBV como autoridad encargada de mantener la vigilancia y el cuidado del dinero que los ahorradores empezaban a colocar dentro esta nueva serie de plataformas.
Fue así como en esos años fueron tejiéndose las primeras bases de lo que, a la postre, varios años más tarde (en 2018) acabó por conocerse como la llamada Ley Fintech, una legislación que ha permitido a México, desde la perspectiva de González Aguadé, ser uno de los países referentes a nivel global en este tema regulatorio.
“No fue nada sencillo empezar a desarrollar lo que hoy conocemos como la Ley Fintech. Se tuvieron que hacer muchímos análisis y consensos, hasta llegar a lo que actualmente tenemos. Además, mientras todo esto sucedía, la tecnología e innovación financieras seguían avanzando muy rápido. Se trató de una norma que le permitió al país convertirse en un referente global”, menciona.
CRECIMIENTO
Hoy, ya con todo este avance concretado en temas normativos, Jaime González Aguadé está seguro de que México apunta, de cara al futuro, a ser uno de los principales territorios del mundo en el desarrollo de empresas fintech.
“Los resultados de todo este trabajo sobre la tecnología financiera están ya comenzando a verse. Estas jóvenes empresas están desarrollándose muy positivamente aquí, además de que están encontrando en nuestro país una tierra bastante fértil para crecer”, menciona.
¿Por qué el entorno es propicio? El ex titular de la CNBV vislumbra dos factores: El primero es que, hasta el día de hoy, en el país sigue habiendo un nivel muy bajo de bancarización, lo que permite la aparición de nuevas soluciones. El segundo factor es que se ha incrementado, poco a poco, la penetración en telecomunicaciones.
“Se trata de dos temas que podrían verse lejanos, pero que, unidos, son un campo de cultivo para las fintechs. Hay demanda y hay posibilidad de que la gente pueda tomar en sus manos soluciones tecnológicas”, detalla.
Los datos existentes confirman esta tendencia, de acuerdo con Finnovista, consultora especializada en el tema. Hoy operan en nuestro país 441 empresas de esta naturaleza, 14% más que el año pasado. Esta cantidad de firmas ha hecho que México se posicione como el sitio que tiene el mayor número de fintechs en toda Latinoamérica.
441 empresas fintech EXISTEN HOY EN MÉXICO, DE ACUERDO CON EL ÚLTIMO RADAR DE TECNOLOGÍA FINANCIERA HECHO POR LA CONSULTORA FINNOVISTA
POTENCIAL A FUTURO
El camino que se vislumbra a futuro luce aun más promisorio. Y es que, según lo explica Jaime González Aguadé, esto apenas está comenzando. Además, hay un factor, completamente imprevisto hasta el año pasado, que puede detonar más intensamente su desarrollo: la pandemia por el nuevo coronavirus.
“Yo creo que la pandemia tiene la capacidad de convertirse en un parteaguas para esta industria. Y no sólo hablamos de México, sino de todo el mundo, porque ésta ha sido una etapa que ha servido para que la gente tome aun más en sus manos las soluciones tecnológicas, y para que avance, por ejemplo, en temas como el cash free. Muchos servicios en la actualidad ya no están aceptando efectivo y se ve difícil que a futuro, por la buena experiencia que han tenido, puedan volver a hacerlo”, dice.
Sin embargo, es muy importante, agrega, que estas compañías no se confíen; al contrario deben ocuparse muy particularmente en trabajar sobre el tema de la confianza de los usuarios, un asunto que no deben de dejar de lado, por la trascendencia que tiene hacia adelante.
“El reto más grande que tienen las empresas fintech consiste en generar confianza [en los usuarios]. Hay muy poca gente bancarizada y, en gran medida, este hecho demuestra que hay poca confianza en los bancos. Entonces, ellos deben aprovechar la cercanía tecnológica que puedan establecer con las personas para fortalecer este lazo”, dice.